De todos es conocido —sobre todo entre el personal militar— que tenemos síndrome de urraca. Ya sabes:
Si no brilla, es que está sucio.
Lo que luego no te contaron es el desgaste prematuro de las cosas que limpias tanto, frotando hasta que te da un esguince de frenillo.
Recientemente hemos sacado el vaso termo, una invención de la leche. Y como sabemos que existe esta obsesión malsana por tenerlo todo limpio —y porque da mucho gusto ver las cosas sin huellas—, hemos diseñado nuestro termo para que no queden los dedos marcados en el exterior.
Ahora bien… el interior es de acero inoxidable. Muy práctico, sí, pero le quedan marcas de café que parecen decir que no lo has limpiado en tu vida.
A tu cabo no le gustaría.
Por eso te contamos unas formas de dejarlo reluciente… sin cargártelo.
🧼 El de tu abuela
Las yayas son sabias. Muchos de sus consejos me sirvieron en la mili… y ahora también. Este método de limpieza legendario es uno de los más efectivos.
Mete dentro del termo una cucharada de bicarbonato y un chupito de Jag— digo, de vinagre (que se me iba).
Espera a que empiece la fiesta de la espuma, añade agua caliente y déjalo reposar 15 minutos.
Finalmente, pásale un estropajo suave y queda reluciente como las botas de un legionario.
❄️ El escandinavo
Este no lo conocía, pero es lo que tiene hacer I+D para Duty Force Coffee.
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Añade sal y hielo dentro del termo.
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Ciérralo.
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Y bate que bate.
El resultado es sorprendente. Casi mágico.
😴 El vago
¿Sabes las pastillas que usa tu abuela para los dientes postizos?
Pues realizas un golpe de mano: le quitas una y la metes dentro del termo con agua caliente. Al cabo de un rato, el aspecto del termo habrá mejorado una barbaridad.
🧽 El que le gusta a tu cabo
Chorrito de Fairy. Coges el estropajo. Y frotas hasta que el Jueves Santo caiga en domingo.
Que para eso eres infante.
Cuéntanos cómo ha quedado tu termo, hermoso.
¡Y si sabes otro truco… compártelo con la tropa!